La lectura de un texto acerca a l@s lectores a nuevas ideas, conceptos y perspectivas que estimulan el desarrollo intelectual.
Pero además la lectura activa áreas del cerebro fundamentales para el pensamiento crítico, la memoria y la comprensión. La ciencia ha demostrado que las personas que leen regularmente tienden a ser más creativas, innovadoras y adaptables.
Cualquier contenido, hasta un tema que se explora por primera vez, ofrece como mínimo un punto de partida para formar una opinión. Profundizar en esa información descubierta, consultar otras fuentes y otros ángulos, es la posibilidad que queda abierta. Si el tema ha despertado suficiente interés y se ha internalizado la importancia de trascender la superficialidad en cualquier asunto, entonces sólo inicia un recorrido más amplio hacia un mayor conocimiento.
Pero esa decisión racional desencadenada por la acción de leer, encierra en sí misma un proceso de decisiones basadas en los propios valores e intereses. Parece simple, pero allí ya está en marcha el pensamiento crítico. ¿Son suficientes datos para formar una opinión adecuada sobre este asunto? ¿Otra corriente de ideas podría ser más razonable? Y una serie de otras interrogantes que se convierten en detonantes del aprendizaje.
Además de que una buena lectura incrementa el desarrollo intelectual, despierta emociones y hasta juicios sobre situaciones o personas. Al cuestionar el texto que se lee se da relevancia al contexto en el cual se presentan esas situaciones. Con ese insumo se aprende a evaluar y comprender el mundo.
Como en cualquier proceso en el que se participa activamente, la lectura activa promueve la capacidad de análisis. El razonamiento es una de las habilidades mentales, como la memoria, la atención y la resolución de problemas estimuladas por la lectura.
Por todo esto y más, motivar la exploración, aprendizaje y juego a través de la lectura, desde edades tempranas, fomenta el potencial intelectual de l@s niñ@s. A lo largo de la vida mantener este tipo de estímulo se refleja en la agudeza mental y lucidez.
Como todo buen regalo, la lectura ofrece la oportunidad de explorar más allá de lo ya conocido.
Los cuentos infantiles que suelen ser los primeros contenidos con los que se interactúa, pertenecen al género de la ficción. Este tipo de material estimula la imaginación y la creatividad. Además de que empuja el pensamiento innovador, más allá de las limitaciones de la realidad conocida.
A lo largo de la historia, la ficción ha proporcionado una plataforma para explorar emociones humanas complejas y asuntos sociales. Su magia transporta a l@s lectores a mundos imaginarios llenos de personajes ficticios. Mientras que la no ficción ha sido fundamental para ampliar el conocimiento y la comprensión a través de hechos y análisis. Ella ofrece información objetiva y relatos de la vida real, que retan al análisis y al desarrollo de habilidades de razonamiento lógico.
En general la lectura y el desarrollo intelectual van de la mano de la empatía y la comprensión del comportamiento humano. Lo cual contribuye alimentar la inteligencia emocional.
Es un hecho que la lectura ayuda a incorporar información valiosa para mejorar la comprensión del mundo. Sin importar el género literario, depende más de la capacidad de quien la escribe.
Cómo se manifiesta el desarrollo intelectual
El desarrollo intelectual se manifiesta de diversas formas durante el ciclo de vida de una persona. En la infancia, se puede observar a través del aumento en la capacidad de atención, memoria y habilidades cognitivas.
Por ejemplo, a través de la lectura se fomenta el desarrollo intelectual y se amplía el vocabulario, lo cual mejora las habilidades de comunicación. El vocabulario también se relaciona con la capacidad de análisis, cuantas más palabras se dominan es más sencillo estructurar información y reflexionar sobre ella.
A medida que se avanza en la adolescencia y hacia la edad adulta, el desarrollo intelectual se refleja en la capacidad para razonar mejor de forma abstracta. Incluso para resolver problemas de manera más eficiente y adaptarse a nuevas situaciones.
También en el ámbito profesional, el desarrollo intelectual es crucial para adquirir nuevas competencias. Leer ayuda a mantenerse actualizad@ en un mundo laboral en constante cambio, por el desarrollo tecnológico. Así como también a tomar decisiones basadas en un razonamiento sólido. Ambos, son rasgos bien cotizados en el competitivo mundo laboral. Por ello, es fundamental fomentar el desarrollo intelectual a través de la educación continua. Entonces, apegarse a la lectura como fuente de auto aprendizaje y de estímulo permanente de las capacidades mentales constituye una enorme ventaja.